Como ya había mencionado en otro post, este año estaré en la Feria del Libro Ricardo Palma. Para los que no tienen el libro, lo estaré vendiendo a precio de Feria ( :)!) ese día. Ojalá puedan darse una vuelta, les dejo la info:
Mesa Redonda y Recital “Novísimas voces de la literatura en el Perú”
Participan: Jennifer Thorndike, Luisa Fernanda Lindo, Alex Morillo Modera: Doris Moromisato Organiza: Cámara Peruana del Libro Día: sábado 13 de diciembre Hora: 5:30 a 6:45 pm Lugar: Feria del Libro Ricardo Palma, Anfiteatro Chabuca Granda
Francisco Ángeles, director de Porta9 que me entrevistó en abril, presenta su libro. Vale la pena echarle un vistazo a esta novela, así que les dejo la invitación. Les dejo también el post informativo sobre La línea en medio del cielo que aparece en este portal.
Yo ya vuelvo, por mientras nos vemos ahí. Hello, Goodbye
[1] No escribo hace mucho en este espacio. Tampoco escribo en otros. De hecho me ha llegado el rumor de que la persona que me jaló a Ekovoces ya no está en Ekovoces. Supongo que ahora no tiene sentido decir que quería escribir una columna y que probablemente iba a ser la última, como para cerrar mis participaciones con número par. O tal vez para retomarlas.
[2] Tenían entre 16 y 18 años y habían leído mi libro. Una amiga profesora de literatura me reunió con sus alumnos. Al parecer, ellos tenían interés en conocerme. Yo accedí. Me parecía simpática la idea de encontrarme con un público desconocido y enfrentarme a la disección adolescente de mis textos. Así fue, aunque era de esperarse que se concentraran en el tema sexual y desviaran la atención cuando comenzaba a hablar de mi descubrimiento/exploración literaria. Lo que más me sorprendió fue que me llevaron unos periódicos que ellos habían hecho sobre mi libro. Dibujos, crucigramas, collages, apuntes, opiniones: un pegote divertido de una literatura que ya casi no es mía.
[3] Me llevé los periódicos hechos por los chicos. Pensaba autografiarlos y devolvérselos. Pero decidí quedármelos. Lo siento, son un bonito recuerdo que se adjunta a los otros guardados en el cajón de mi literatura. (Acá hay algunas fotos del cajón en donde he guardado sus trabajos. En ese cajón están todas los recortes, afiches, volantes, etc relacionados con mi libro).
[4] Me llegó un correo de una seguidora de mi blog. Hace tiempo quería comprar mi libro, pero por un problema de distancia (ella vive en el extranjero) se hacía un poco difícil poder hacer el envío. Ahora ya lo tiene en sus manos. Me contó que fue a la presentación de un libro y se lo habían dejado de regalo en la silla en la que iba a sentarse. Luego le explicaron que habían podido conseguir el libro gracias a un bibliotecólogo que reside en ese país ¿?. Raro, me dije. El libro sigue alcanzando y yo me sigo desligando…
[5] Hace unas semanas recibí un correo de Doris Moromisato en donde me enviaba una ponencia que había leído en la Alianza Francesa en la cual hablaba de varias autoras. Entre ellas estaba yo. Ayer recibí un correo de ella misma diciéndome que si quería estar en la Feria del Libro en una mesa sobre “Novísimas voces de la literatura peruana”. Y ahí estaré, se supone, el sábado 13 de 5 y media a 6 y 45 de la tarde. Y me emociona, sí…
[6] (Esto lo escribí hace más de un mes, cuando no tenía mi laptop) Hoy sentí ganas de escribir. Hoy se llevaron mi laptop porque anda fallando. Eso no tiene ningún sentido. (Recién escribo…)
[7] Me he preguntado muchas veces si este post será leído. O si después de casi tres meses de ausencia no es más que demasía.
[1] Ayer me hicieron recordar que hace un año publiqué mi primer libro. Yo me había olvidado por completo. Antes pensaba que celebraría ese primer aniversario.
[2] Ese libro me abrió muchas puertas, pero me cerró otras. Eso a veces me molesta. Espero poder remediarlo.
[3] Tengo varios ejemplares de ese libro en la casa. He querido desaparecerlos, pero bueno, están ahí. Supongo que hay gente a la que todavía podrían interesarle.
[4] Me ofrecieron la columna de Ekovoces cuando me entrevistaron en la radio con el mismo nombre. Es decir que ese espacio se me abrió gracias a ese libro. Hace varias semanas que no entrego mi columna de Ekovoces. Estoy segura que para mí Cromosoma Z ya no existe.
[5] Siento que esta no-existencia es positiva. Creo que la no-existencia debería extenderse. También creo que si para mí no existe no debería molestarme que no se extienda. Espero poder remediarlo. Y sé que lo haré. Por eso, no me preocupo por escribir hasta que esté segura que lo que escriba podrá hacerlo.
Hoy se subieron al micro unas escolares que estaban repartiendo volantes en los que se incentiva el respeto por el asiento reservado pues se supone no se debe usar a menos que estés embarazada, seas discapacitado o anciano o tengas un niño en brazos. Quizá sea un error, pero creo que sí se puede usar con la condición de que si sube una persona con alguna de esas características, debes cederle el asiento.
[1] Terminé de leer Poeta Ciego que no tiene nada que ver con que una vez se haya subido un ciego a un micro y que nadie le haya cedido el asiento que tampoco tiene que ver con que cuando uno más cegado está, más fácil es sentir miedo que no tiene nada que ver tampoco con que crea que ese asiento debería ser cedido tanto a ciegos como a cegados.
[2] Así se llamó la cuarta columna que escribí para Ekovoces y que hablaba sobre cómo la muerte de alguien es absolutamente indiferente para el mundo. Todo sigue igual, nada cambia. Es increíble la absoluta indiferencia con la que se mira a la muerte algunas veces por razones que lo justifican completamente.
[3] A veces, supongo, hay ciertas muertes que le traen a uno tranquilidad. La educación católica hace que uno se sienta culpable por sentir esto. Supongo que es válido ceder un asiento sólo por el afán de estar tranquilo (o, principalmente, para que a uno lo dejen tranquilo).
(Voy en un micro. Una noticia llama mi atención: Terremoto en el estado en donde vive mi hermano. (La persona que está sentada a mi costado tiene el periódico abierto. Es El Comercio. Siempre me ha parecido incómodo leer El Comercio. Debe ser más incómodo leerlo en un micro). No le hablo a mi hermano hace tiempo. (¿Estará bien?). Dudo que le haya pasado algo, ya hubiera llamado la vieja. (¿Cómo es posible que tantas cosas hayan cambiado en tan poco tiempo?). (¿Uno tiene la obligación de querer a su familia?). (No hay ninguna razón para que me trate mal). No me interesa hablarle, que se joda, que se vaya a la mierda. Me parece que está sonando el celular). Sí, ¿qué pasa? Hola, hijita. ¿Necesitas algo? Ha habido un terremoto en el estado donde vive tu hermano, (espero esté bien) ya se que no te importa (no, no me importa) pero está bien. ¿Por qué habría de importarme eso? Solo te digo. Ya, chau que estoy en el micro.
Hello, Goodbye
PD1: Han publicado Festivales, ferias y funciones de la moneda, mi columna #9 en Ekovoces. Pueden leerla aquí. PD2: Este es otro experimento de post.
PD3: Pueden votar por este blog para el concurso de 20 blogs peruanos haciendo click acá.
[Río] Hace unos meses fui a una conferencia del escritor Mario Bellatín. Recuerdo que él contó que hace un tiempo tiró la prótesis de su brazo a un río porque sentía que tenía que "liberarse de la dependencia". Yo estaba pensando en tirar el resto de mis libros al río o acequia más cercana a ver sí así me libero del cansancio me produce no encontrarme en ninguna de sus páginas.
[Libro] Estuve releyendo algo de lo que escribí hace un año y hace algunos meses. Pasó algo peor de lo que me temía. Dejé de leer y dije en voz alta: "esa que ha escrito eso no soy yo". Y me enojé conmigo misma no por el cambio, sino por aquella que ya no me refleja.
[Audio y video] Cuando era niña tenía un Atari porque todavía no habían inventado el Nintendo. Creo que mi Atari estaba malogrado (o yo no sabía cómo usarlo) porque era muy difícil lograr que la imagen apareciera en la pantalla de la tele. Recuerdo que tenía que darle una y otra vez a una cajita que se atornillaba a la antena. Y nada. Era imposible reconocer las imágenes de Pac Man o Space Invaders en medio de esos puntitos blancos y negros que se movían de arriba a abajo en la pantalla. Nada como cuando veo mis entrevistas en video y no puedo reconocerme en esa chica que aparece y presentan con mi nombre.
[Apéndices] A mí me operaron de apendicitis cuando estaba en segundo de secundaria. Cuando comenzó el dolor, fui a la enfermería del colegio en donde la perspicaz enfermera casi me mata. Me dio una pastilla que calmó el dolor y me dijo que probablemente tenía infección urinaria. Cuando fui a la clínica por insistencia maternal, me dijeron que de ahí no me iba hasta que me sacaran el apéndice. Pero si ya no me duele nada. Cómo va a dolerte, hijita, si te han "camuflado" el dolor y has podido tener peritonitis. Hace varios años que no tengo apéndice, como ahora que he logrado extirpar apéndices de teorías en las que no quería quedarme enfrascada por el resto de mi vida y sobre todo, de mi vida literaria.
[Espejo] Si el original cambia, el reflejo también. He roto mi espejo voluntariamente para poder re-conocerme.
Hello, Goodbye
PD1: Han publicado "Patria al desnudo", mi octava columna en Ekovoces noticias. Pueden leerla acá.
PD2: Pueden votar por este blog para el concurso de 20 blogs peruanos haciendo click acá.
Este blog ha sido nominado en la categoría Literatura para el concurso de 20 Blogs Peruanos 2008. Espero puedan votar por mí a ver si quedo entre los 20 seleccionados o mejor aún, entre los 3 primeros.
[1] Faltan pocos días para la Feria del Libro, aunque más que feria debería llamarse exhibición. Lo que yo entiendo por “feria” es un espacio donde aparte de ver los libros y participar de alguna conferencia, se va a encontrar ofertas. Esto casi nunca se da, sobre todo en la Feria que se hace en el Jockey Plaza. De todas maneras, con ofertas o no, mis cuentas indican que estoy prohibida de comprar cualquier libro durante esos diez días. Iré e intentaré, con todas mis fuerzas, evitar la tentación.
[2] Ir a la Feria del Libro es, para los escritores, un acto inconsciente (o demasiado consciente) de posería en mayor o menor medida. El que diga que no es así, que tire el primer librazo.
[3] Este año parece que la feria va a estar interesante. El país invitado es Chile, y aunque no he leído a ninguno de los escritores chilenos que vienen, me gustaría leer a Lemebel, Eltit y quizá Fuguet. Supongo que después habrá oportunidad, sobre todo si puedo robar algún libro dada la situación de mis cuentas citada anteriormente.
[4] Una de las que viene y he leído es Gioconda Belli, pero no puedo todavía clasificarla. Es decir, aún no he leído tanto de ella como para sacar si es de las escritoras que no pasa nada con ellas (Allende, Esquivel, Serrano, por ejemplo) o si es de que las que considero muy buenas (Valenzuela y Lispector, por citar a mis preferidas). Quizá me anime a ir a su presentación, aunque lo que más me llama la atención de Gioconda es su antigua militancia en el partido sandinista y no su literatura.
[5] El año pasado estuve en esta Feria como “no escritora”; es decir, todavía no era una “escritora pública” porque no había publicado, aunque el libro ya estaba a punto de salir. Algunas cosas curiosas que me pasaron ese año fue que me presentaron a Edmundo Paz Soldán utilizando la palabra “narradora” después de mi nombre; ver a dos escritores chupando en el stand de su editorial como buenos (o como si fueran buenos); escaparme de un editor que no me había querido publicar (felizmente, es probable que hubiera tenido más problemas con esa editorial); reunirme con algunas amigas para comentar el último libro de Harry Potter; repartir marcadores para promocionar mi libro; y perder la oportunidad de conocer a Luisa Valenzuela (que vino para presentar una reedición de su primera novela) porque todavía no sabía que existía. Creo que también me perdí la presentación de Liniers, el caricaturista argentino, y creo que Regina alardeó su libro autografiado por él.
[6] Este año también iré. Probablemente compre libros que no pueda pagar, me pasee por todos los stands buscando algo que despierte mi curiosidad y regale uno que otro de mis libros y ya no esos marcadores que marcaron el inicio de Cromosoma Z que ahora siento que cada vez se acerca más a su final.
Hello Goodbye
PD1: En Porta9 se ha publicado una entrevista que le hice al narrador y poeta Miguel Ildefonso. Se las dejo aquí.
PD2: Han publicado Escombros, mi séptima columna en Ekovoces Noticias. Leerla aquí.
[1] Recuerdo que el primer cuento que escribí en mi vida lo hice cuando estaba en segundo de media y no pensaba en que iba a ser escritora. Se llama "Un día en la vida" y trata de un sueño en que se me aparecen los Beatles. La gracia de ese texto es que utilizo nombres y algunos versos de las canciones para contar la historia. Ése es el único cuento que conservo de esa época, pues todos los demás los boté y de hecho, pienso que mi primer cuento "en serio" lo escribí recién cuando estaba en cuarto de media. Pero a pesar de eso, parece que en realidad, fue con "Un día en la vida" que comenzó todo.
[2] Antes cuando mandaba cuentos o poemas a algún concurso, siempre me ponía de seudónimo "Beatle" o "Nowhere Girl" (por la canción "Nowhere Man"). Dejé de usarlo porque pensé que me traía mala suerte, ya que nunca gané nada.
[3] El LP que más me gusta de los Beatles es el Sgt Pepper, luego el Abbey Road. En mi época de colegiala decía que el Abbey Road era mi disco "depre" porque lo escuchaba cada vez que me sentía mal. Muchas veces lo ponía mientras escribía versos terriblemente malos que tengo almacenados en un cajón porque me da pena botarlos. Aunque la verdad, ahora que lo pienso más pena me daría publicarlos.
[4] Pasé toda mi adolescencia leyendo a Herman Hesse y libros de biografías de los Beatles. Con esto último siento que perdí el tiempo primero porque casi todos decían lo mismo y segundo porque pude haber usado ese tiempo para leer otras cosas. De haber sido así, ahora no tendría tantos libros "por leer". Pero no sé, quizá tampoco hubiera escrito tanto en esa época (lo malo es que escribía poesía... en eso definitivamente perdí el tiempo porque es muy muy mala).
[5] El único cuento que tiene una clara referencia beatlesca es "Minutos-años de algo parecido a ser feliz", que está publicado en mi libro. Hay otro, "Seis horas", que también la tenía: las protagonistas discutían sobre McCartney. Al final terminé borrando esas líneas porque me pareció que estaba repitiendo lo mismo, a pesar de que en el primer cuento hablaba de "Lucy in the sky with diamonds" y de que lo escribí mucho tiempo después.
[6] Una vez me preguntaron en una entrevista post publicación del libro que por qué me gustan los Beatles si soy "demasiado joven" para que ese gusto aparezca en mí. Bueno, este señor también dijo que soy "demasiado joven" para escribir sobre "esos temas". Y yo me reí, nada más me reí.
Hello, goodbye
PD1: Como dato curioso, hoy es cumpleaños de Ringo Starr. PD2: Han publicado mi sexta columna en Ekovoces, dejo el link: Mea Culpa PD3: Este blog apareció en la sección MundoBlog de Perú21, acá la nota. PD4: Me hicieron una entrevista en Educared, dejo el link: Conociendo a la escritora Jennifer Thorndike
Odio las monedas de uno y cinco céntimos. Son inservibles, no las aceptan en ninguna parte. Todavía recuerdo cuando le di dos monedas de cinco céntimos a un cobrador de combi. Después de recibirlas me miró raro y levantó una ceja. Yo me mantuve seria. Dos de ésas hacen diez, así que es completamente válido, quise decir con mi ceño fruncido. Recibí como respuesta otro ceño fruncido. Desde ese día no las he vuelto a usar y no por recibir muecas de desagrado, sino porque éstas siempre necesitan de otras para llegar a sumar diez, (que es el mínimo aceptable) y yo no he podido juntar nuevamente ese valor con esas monedas. Ahora que lo pienso, todos deben odiarlas.
[2] Es increíble la cantidad de cyber-basura que uno produce. El otro día decidí depurar mis dos correos. No he podido terminar ni siquiera con uno. Entre ambos deben sumar un total de 1600 correos que tengo que borrar. Este cyber-ripio me hizo pensar en los muchos detalles que no conserva la memoria, pero que sí están contenidos en palabras, imágenes o documentos que de pronto, recuerdas, no sirven para nada ni son relevantes para el presente ni para el futuro. Luego pensé en mi abuela, la que ya se murió. A ella le decían "cachivachera" porque guardaba absolutamente todo, tanto así que cuando pedían cualquier cosa en el colegio, sabíamos que probablemente ella lo tendría entre sus "cachivaches". Recordé también que cuando falleció, se fueron reconstruyendo algunos episodios de su vida al sacar estos objetos. Y claro, irónicamente yo seguí borrando todos mis cyber-ripios porque estoy convencida de que hay cosas que no vale la pena reconstruir nunca.
[3] Esta idea de los "ripios" se asocia claramente a los recuerdos malos o inservibles. Hay tanto ripio dentro de uno que debería ser más fácil deshacerse de él para volver a empezar. Pero supongo que los recuerdos que todavía duelen son como esas moneditas de uno o cinco céntimos que necesitan de algo más para irse definitivamente.
[4] Otra idea también es la del ripio que dejan otras personas. Soy muy sensible a las presencia de otros en espacios determinados. Por ejemplo, cuando trabajaba en una empresa en donde mi oficina estaba al lado de la del gerente general, sabía cuándo él estaba encerrado ahí sin tener que haberlo visto. Ése es un ejemplo inofensivo, pero ¿qué pasa cuando sientes que una presencia te hace daño? Así me pasó en México. Cuando fui a las ruinas de Tlatelolco, un lugar en donde hubo tres matanza masivas a lo largo de la historia, pude sentir esa energía negativa, ese ambiente pesado que me dejó perturbada. Y ese tipo de "ripios" usualmente dan vueltas, se impregnan en el suelo, se chocan contra las paredes sin encontrar por donde escapar.
[5] Na na na nanana nanana, Hey Jude... Na na na nanana nanana, Hey Jude... Na na na nanana nanana, Hey Jude... Na na na nanana nanana, Hey Jude...
(He puesto varias veces esa canción para olvidar el ripio que aún no puedo sacar de mi billetera). Hello, Goodbye
Traté de guardar todos los momentos de las últimas horas en mi memoria. El latido debajo de mi mano, el almuerzo con mi comida favorita, el olor inconfundible de la almohada, la visión de los dedos entrecruzados, el orden de los objetos en el estante, los gestos, los rictus, la entonación de las silabas de palabras determinas y otros más que solo yo puedo sentir. Todo eso para preservar la última imagen frente al espejo antes agarrar el cepillo de dientes y guardarlo en la mochila.
[Principio de la tranquilidad falsa] No puedo dejar de pensar. Suponer es el mecanismo de tortura más terrible que uno tiene (es por eso que trato de evitarlo, pero a veces no se puede obviar decodificar cada palabra en una docena de posibilidades... una peor que la otra). (Me revienta mi pesimismo). Camino a la cocina, abro la lata, saco una de esas pastillitas rosadas y mágicas. Tomo una, no, mejor dos. Todo se calma, la docena de posibilidades se desvanecen para reaparecer recargadas por la mañana.
[Principio de la distracción] Ir a la presentación de un poemario. El teléfono no suena. Prestar atención a los versos que se recitan. El teléfono no suena. Escuchar la performance de una banda. El teléfono no suena. Sentarte al lado del poeta, esperar a que te firme los libros, tomar una chela. El teléfono no suena. Caminar por el boulevard, esperar el micro, cambiar de micro tres veces. El teléfono no suena. Subir un ascensor, hablar sobre libros que no quieres. El teléfono no suena. Regresar. El teléfono suena. (Tranquila, ¿ya?). Cuelgas. Diseñas, miras el reloj. Dos y media de la mañana. La pastilla comienza a hacer efecto.
[Principio de incertidumbre] (Este es real) Es imposible determinar al mismo tiempo la posición y la velocidad a la que viaja una partícula. Aplicable también a los sentimientos. (Creo. Puede ser. Sí...)
[Principio de espera] Llegas. Angustia. (Me revienta mi pesimismo). Respiras. Quizá duela (otra vez el pesimismo. Me revienta, carajo). Quizá no (así está mejor). Esperas.
Hello, Goodbye
Han publicado mi quinta columna en Ekovoces Noticias, se las dejo: Marcha sin asfalto
Bajo Panamá, le digo al cobrador y le doy mi única moneda. Me da vuelto, ni siquiera lo cuento. Me puede haber cobrado sol cincuenta y no me interesa. Me pongo los audífonos y me parece inverosímil que el ipod toque seguidas todas las canciones que me recuerdan todo lo que pasa y lo que ha de pasar. Aprieto los ojos, siento la humedad.
Hace dos años pasó algo en mi vida que modificó mi personalidad. Algo que me obligó, entre otras cosas, a negarme la posibilidad de llorar en frente de alguien más y a sentir que no tenía a nadie más que a mí misma. En ese momento descubrí que las constantes no existen.
De pronto el teléfono vibra. Como si supiera lo que me pasa, la guerrillera me dice que me ha extrañado todo el fin de semana. ¿Cómo estás?, pregunta. Estoy... bien, supongo. No se te escucha bien, parece responderme cuando suelta un "mmm". Al final me dice que no cree que pueda conectarse por la noche, pero que le gustaría conversar pronto. OK. Cuelga. En el ipod alguien repite "este cielo, tu nombre y no hay más que llorar y llorar, llorar y llorar, llorar", como si con llorar una sola vez no fuera suficiente.
Otra de las cosas que soporto menos desde ese momento es la angustia. Estar en constante expectativa es una de las peores sensaciones que se pueden tener.
Bajo en la esquina. Camino hasta Juan de la Fuente, aparece el parque Reducto. Volteo en la calle que lleva a la casa de mi papá, pero regreso sobre mis pasos y retomo al camino que me lleva a la que se supone es mi casa. Pienso en entrar, ir al baño, encerrarme en mi cuarto, escribir, esperar. Recuerdo algunas palabras dichas este día. Duelen, pero como siempre, no lo dije o no fui lo suficientemente clara. O sí, pero en todo caso, no dije cuánto me duele. Llego a la puerta, busco la llave.
Hablar. Hay cosas de las que no se quiere hablar porque te hacen recordar lo mal que puedes sentirte. A mí siempre me ha costado decir las cosas porque decirlas es vulnerabilizarse. Y claro, después de lo que pasó hace dos años, yo nunca quise mostrar lo vulnerable que puedo ser. Pero como ya dije, las constantes no existen y basta que pase algo más para que uno vuelva a modificar, aunque sea un poco, aquellas reglas que al parecer no sirven de nada.
Me encierro en mi cuarto. Escribo. Mi papá ha venido, dice que está triste. Se ha echado en mi cama y ve fútbol. Yo pienso en las coincidencias. No quiero pensar más. No quiero escribir más. No quiero leer más. No quiero estar acá. Mi papá cambia de canal, no habla. Yo tampoco, aunque me siento igual. Quiero dejar de pensar que este viaje terminará en el mismo punto en todo comenzó.
Hello, Goodbye
PD: Apareció me cuarta columna en Ekovoces Noticias, se las dejo: Todo sigue igual.
PD2: Les dejo también un trabajo sobre mi obra que hizo Omar G. Villegas, estudiante de la Universidad de Salamanca: Perfil de Jennifer Thorndike
"Ahora dime qué te han de ofrecer / las tardes perdidas, tu sangre en mi piel / la casa cansada, la manta en el sofá / la tele encendida, las ganas de llorar. / Ahora dime qué te van a dar /la paz en tu viente, el fondo del mar, /gaviotas cansadas, mi sombra en el sofá, /la brasa encendida, las ganas de matar."
"Eres" de Ismael Serrano
Terminé de ver un anime en el que el protagonista encuentra un cuaderno mágico que sirve para matar a las personas. Solamente tiene que escribir el nombre del individuo, conocer el rostro (para evitar el problema de homonimia) y voilá: 40 segundos y el desafortunado muere de un ataque al corazón si es que no se ha escrito la causa de su muerte anteriormente. Pensé por un momento en lo que haría uno con un cuaderno así en los peores momentos de cólera. O de dolor, como cuando sentada en una banca me congelaba mientras leía a un insoportable y soporífero Philip Roth y deseaba uno de estos cuadernos para escribir y fingir que escribiendo podría borrarlo todo.
(Hablando de la muerte, hace unos días murió un poeta peruano y leí esto: "se realizará un homenaje a X, último adiós del poeta". De verdad detesto esa frase y todos los últimos adioses en general.)
Hay otro anime, uno que me encantó y que he visto dos veces. Este trata de un tío que hace muñecas y éstas pelean entre sí por ser Alice, la muñeca perfecta. El tío que hace muñecas (¿alguien sabe cómo se le llama a un tío que hace muñecas?) hizo siete buscando a Alice, pero digamos que no le ligó. Es decir, esas siete muñecas son intentos fallidos, pero ellas pelean porque creen que acumulando el poder las seis restantes, la ganadora se convertirá en Alice. Echada en mi cama, pensé en que nadie puede pelear con tanto frío como el que hace ahora, que es mejor quedarse acurrucada entre las sábanas mientras recuerdas el sonido del teclado escribiendo cualquier cosa y unas risas que siempre estarán demasiado lejos como para ser reales. Entonces pelear, una vez más, recupera el sentido.
(Escuchas también un Nocturne para violín y piano de Chopin mientras piensas que es momento de salir; sin embargo, subes más el volumen. Y todo vuelve a perder sentido otra vez.)
Loveless significa sin amor. También he visto ese anime dos veces. Me gusta tanto la canción del final de los capítulos que una vez pensé en cantarla en un concurso de karaoke que organizan en las fiestas anime, pero no lo hice porque me es muy difícil retener palabras en japonés. El otro día mientras miraba los libros de Philip Roth en la librería Ibero (pensaba no desistir con este autor a pesar de haberla pasado mal con el único libro de él que he leído: "Cuando ella era buena"), comenzó a sonar esa canción en el reproductor. De pronto mis labios se movieron como intentando pronunciar la palabras en japonés que nunca he comprendido. Como esa noche en que con las luces apagadas, comencé a mover los labios para hablar conmigo misma a riesgo de que alguien más me escuchara y revelara el misterio de las palabras que ni yo puedo terminar de entender.
(En librería me dijeron que tenía descuento por ser cliente frecuente. Me pregunto cuán frecuente se presentarán mis ganas de hablar y cuántos descuentos he de aplicarle a mis palabras para no revelar incoherencias ni esos sentimientos que hasta a mí me cuesta aceptar).
Hello, Goodbye
PD: Cromosoma Z el blog cumplió dos años en mayo del 08.
[Este es un experimento de post. Se escribirá en tres o cuatro días o noches. Hace unos años, cuando todavía cometía el error de escribir poesía, hice lo algo parecido: escribir durante siete días, siete poemas sobre una situación que estaba viviendo. Ahora no necesariamente tratará de eso. Veamos cuál es el resultado. Este post se actualizará a diario hasta que lo dé por terminado, probablemente, el domingo o lunes.]
[Día 1] Hay una canción de los Beatles que recordé cuando caminaba de regreso: Being for the benefit of Mr Kite, pero la versión del disco Love, la cual está mezclada con I want you (she´s so heavy) y por eso termina diferente. En la original, el tono lúdico se mantiene en toda la canción; en esta, el tono lúdico de final es reemplazado por un tono duro, perturbador e incluso, doloroso, como si hubieran querido destruir la canción. Entonces la busqué en el reproductor, crucé una avenida, recordé un cuento que escribí en donde la protagonista muere atropellada por un bus de Enatru y cómo eso destruyó no sólo su vida de personaje, sino mi historia. Y cuando llegué, vi el video de Hey Jude para recordar la parte lúdica de otra historia que probablemente termine como esa versión de Being for the benefit of Mr Kite que se acerca un poco más a la realidad.
[Día 2]
En la noche tuve varias pesadillas, lo sé aunque solo recuerdo dos: una, la de una pareja echándose un polvo y yo mirando con la sensación de querer dejar de mirar y la otra, yo repitiendo como un mantra "no te vayas, no te vayas" sin poder saber quién se iba, pero con la sensación de suponer de quién se trataba. Después de unas horas, fui yo la que di un portazo anunciado mi partida. He regresado pensando. I need I fix cause I´m going down, escuché cantar a John (muchos creyeron que cuando John utilizó la palabra fix se refería a una dosis de droga, por esa razón prohibieron que Happiness is a warm gun se reprodujera en radio)... I need you as a fix cause I´m going down? Cuando llegué vi el video de Hey Jude siete veces con esperanza de que esa canción termine con los silencios y los portazos.
[Noche]
Quizá ella nunca se había sentido tan asustada, quizá sólo cuando subió al Cerro San Cristobal y vio el precipicio al lado y tomó con fuerza la mano de quien estaba más cerca. Ella cierra los ojos cuando la combi choca. Cuando los abre, un dolor fuerte en la pierna y unos gritos le hacen notar que todo ha terminado. La policía, los choferes gritando, la gente confundida. Ella baja y comienza a caminar a casa con el teléfono en la mano. Llama, tiembla, siente que duele, tiembla más, vuelve a llamar. Cuatro veces y nadie responde.
[Día 3]
He estado alargando todo el día esto de sentarme a escribir la última parte de este post. Tanto que esto no pertenece al día tres, sino a un día indefinido que comienza. Ahora que he regresado una vez más a esta habitación y a esta silla que vuelven a ser mías, he estado mirando al monitor por 45 minutos pensando en lo que pasó ayer: en el susto, en lo que pudo pasar, en mi rodilla que duele cuando camino, en cómo subí hoy a otra combi y me agarré del asiento mientras me concentraba en la música para no pensar. Aunque es inevitable porque estas experiencias siempre te hacen ver lo que no ves o analizar lo que has hecho recientemente o sentir que el tiempo tiene sus propias marcas que no se relacionan para nada con las tuyas. Once there was a way to get back home, canta McCartney y yo me bajo para llegar a esa casa que hace semanas (o quizá, años) me es ajena y entro, miro al monitor, escribo en un día que ya no es el tercero, hablo (hablo sobre lo que pienso, pienso y no hablo) y me pregunto cuál es la casa, cuál es el tiempo y cuál es la combi y cuáles son las letras que concluyan con esto y con todo lo demás.
Hello, Goodbye
PD: Han publicado mi tercera columna de Ekovoces Noticias, pueden leerla aquí: Precausión entre cumbres.
PD2: Si no pudieron leer mi cuento "Polvo", el cual fue incluido en una plaqueta de MAGDALA, pueden hacerlo AQUÍ .
Hace unos días fui al Instituto Porras Barrenechea a recoger mis plaquetas de Magdala. Esther Castañeda y Elizabeth Toguchi, editoras del proyecto, me ofrecieron sacarla y ya la tengo conmigo. Se publicó ahí un cuento inédito que trabajé en el mes de enero. Les dejo el cuento y además, el análisis hecho por ambas editoras del texto. Espero lo disfruten.
Polvo
“Será que la necedad parió conmigo la necedad de lo que hoy resulta necio la necedad de asumir al enemigo la necedad de vivir sin tener precio”
“El necio” – Silvio Rodríguez
***
Me di cuenta de que algo había cambiado en ti porque ese día caminé descalza desde la puerta de la casa hasta el sillón y sentí las plantas de mis pies ásperas. Me senté, y al levantarlas, noté que estaban grises. Nunca habías dejado que se acumulara ni la más delgada película de polvo en mis muebles, en mis adornos y menos en mi piso de parquet. Entonces sentí un escalofrío. Seguro habías decidido ignorar aquellas imposiciones patriarcales que te obligué a aprender y cumplir a cambio de un plato de comida y una cama caliente: limpiar, cocinar, hacer la compra, lavar la ropa, no tocar mis libros, no prender el televisor a menos que fuera para ver programas que no te hicieran razonar demasiado, pedir permiso para salir, hablar, pensar, callarte cuando hablo, callarte si no te hablo, salir acompañada, llegar a la hora exacta, arrodillarte como una perra y abrir las piernas cada vez que yo lo quisiera. Así me querías porque no tenías a nadie y tu necesidad era más grande que tu orgullo, ¿verdad? Siempre fue así, no lo dudo.
El día que te encontré, llevaba una fotografía de ella cuando era joven. Ella. Dicen que me parezco a ella, que heredé sus ojos. Y sus ojos me miraron desde esa fotografía que me sirvió de referente. Tenía que hallarla entre esas caras renegridas, esos cuerpos famélicos, esos pies sucios. Entonces te vi, fumabas con desesperación. Pasta, seguro. Seguro tenías hambre. Al verme estacionar el auto a tu lado, sonreíste con esa misma expresión adolorida que ella presentaba en esa foto que en ese momento arrugué entre mis manos. Además tenías las mejillas hundidas y esas piernas largas como postes de luz que me hicieron recordar todas las veces que ella se iba a trabajar vestida con minifalda y tacones y llevaba una maleta. Yo me reía a carcajadas porque sabía que no regresaría en varios días. Así era ella, no aceptaba tratos de una noche. Mínimo cinco días, mi amor, y estoy en dos horas donde quieras. Cuán feliz era yo en esos momentos, tan feliz como cuando bajé del auto, te tomé por la muñeca y te prometí todo cuanto pude prometer para que vinieras conmigo. Y en ese restaurante al que te llevé, atragantándote con un arroz chaufa, aceptaste para no volver a ese callejón que olía a mierda y para tener lo que nunca habías tenido, pero no para que yo hiciera contigo lo que no pude hacer con ella. ¿Por qué, qué he hecho mal?, preguntabas cada que terminabas sangrando, o tan cansada que no podías ni abrir los ojos. Porque ella también lo hizo conmigo y peor, peor… mejor huérfana, mejor huérfana, mejor huérfana, repetía como un mantra y luego te daba una bofetada en la boca para callarte y reírme a carcajadas cuando tus labios se teñían de rojo. Qué estúpida eras, qué tonta.
Pero sé que has cambiado, sé que algo tramas y te admiro porque yo hace tiempo hice lo mismo. ¿Y por qué conmigo? La venganza no era contra mí, preguntaste cuando te lo conté. Ella se largó cuando se dio cuenta que algo había cambiado en mí, se fue con la maleta, con los tacones, con la minifalda, cinco días, cinco nada más, cinco días y todo terminaría o comenzaría, pero no, no. Qué estúpida eres, qué tonta, me dijo y cerró la puerta sonriendo y tú te callas y cumples con tu papel, hija de puta, ¡no me vuelvas a preguntar por de ella! Ese día me miraste por primera vez con odio y probablemente, despertaste del letargo. Ahora te temo porque sé que me harás pagar por cada golpe, por cada marca, por cada violación, por cada plato lavado, por cada botón que has cosido, por cada noche que te la pasaste despierta por miedo a amanecer muerta. Mejor huérfana, dirás y yo sonreiré. Entonces no me voy, te espero, linda, te espero tanto como te quiero y como te admiro. Te espero fumando y con los pies sucios, tal y como te encontré.
Iba a escribir algo sobre una trinchera abandonada por alguien que se rinde ante lo evidente y sale a morir sabiendo que le espera una lluvia de balas que lo hará tocar fondo y al fin terminar con todo. Post terminado sin nada más que decir. Sin embargo, decidí que ese microcuento me lo guardaría para otra ocasión o para otro material de publicación. Miré alrededor, he estado muy poco en este espacio en la últimas semanas. En mi mesa se había acumulado el polvo de algunos días, muchas somnolencias, el recuerdo de casi todas las palabras de hace algunas horas y el recibo de celular reclamando ser pagado. Y yo sólo podía sentirme expuesta ante esa lluvia que con su fuerza incontrolable atravesaría todo.
[b] Me acaban de pasar algunas fotos del lunes de "Divaneando" en Sancho Panza y otra del día de "Arte y Pueblo Libres". Me vestí de colegiala en ambas ocasiones. En "Arte y Pueblo Libres", leí "Alicia en el diario", en cambio en "Divaneando" leí "Porcelana". Es día Carmen Ollé me hizo preguntas acerca del texto y yo respondí como si fuera el personaje, por eso el disfraz. Al final de la performance, varias personas me dijeron que me había salido muy bien, que parezco actriz. Odio actuar, creo que me sale pésimo, pero después pensé en lo mucho que he cambiado últimamente y en que quizá he estado actuando - no sé cómo qué o quién - durante los últimos tres años. Parece que ahora he dejado de hacerlo y que por eso, las noches de insomnio se acumulan una tras otra, como balas rebotando contra todos mis mecanismos de defensa haciéndolos cada vez más ineficaces. [c] No me he peleado contigo, pero eso parece. Porque nuestros silencios se hacen más prolongados, nuestras llamadas casi ausentes, nuestros correos inexistentes. Quizá no quiero hablar. Quizá solo quiero que escuches sin decir nada. Quizá, quizá, quizá... Leía en un periódico la historia inverosímil de un padre que mantuvo secuestrada a su hija por más de veinte años. Leía también los precios impagables de los cuartos a donde quiero mudarme. Pensaba en lo que pasa ahora, en las consecuencias que me ha dejado aquel suceso del-que-no-quiero-hablar. Entonces entendí nuestra "pelea", entendí que hay cosas que para comprenderlas tienes que haberlas vivido porque sino te parecen triviales, insignificantes. Entonces noté mis defensas caídas, mi trinchera abandonada. Estaba expuesta nuevamente a mis paredones de fusilamiento sin saber si esta vez cabía la posibilidad de morir y renacer y no quedarme como un fantasma flotando, cayendo, vagando. [d] No creo haber dicho ni la mitad de lo que quería decir en este post. Silencio, silencio, silencio. Sólo el ruido de balas cortando el aire sin poder alcanzarme aún.
Hello, Goodbye
PD: Dejo las fotos. 1) Rocío Santillana y Jennifer Thorndike leyendo en "Arte y Pueblo Libres". 2) Carmen Ollé, Jennifer Thorndike, Ciro (actor que ayudó en la performance de Lucho) y Lucho Zuñiga, participantes de "Divaneando Narrativa". 3) Carmen Ollé, Jennifer Thorndike, Rocío Santillana y Ana María Falconí en "Divaneando Narrativa".
Dos cuadras El otro día me enteré que su psicoanalista atiende a dos cuadras de mi casa. Una tienda de videos convertida en dulcería que ella describía como paso obligatorio para llegar a la consulta confirmaron mi suposición. Levanté una ceja. Nunca he visto que camine por aquí, es extraño que esté tan cerca de mi territorio y que no nos hayamos cruzado. Pienso que está evadiéndome. Ha de estar escondiéndose de mí porque nunca me contestó el último correo que le mandé.
Dos pesadillas Anoche tuve pesadillas con eso de que no me habían contestado un correo. Desperté a su lado, respiraba haciendo un ruido que se asemejaba a un ronquido. Quise darle un abrazo y decirle que había tenido un mal sueño, que todo se resumía en el dolor de recordar cuando él se fue diciendo que volvería en dos días y regresó en dos años. Sí, pensé, es eso. Eso, eso, eso. Eso que justifica mi miedo a los correos no contestados, a que no me abraces en las noches, a que piense que siempre puede haber otra que ocupe mi lugar en este espacio. Quise que despertara, pero dormía y yo no quise interrumpir sus propias pesadillas.
Dos pérdidas He perdido dinero y tiempo, pero tengo un pseudo-plan para remediarlo: trabajar hasta finales de este año en algo que odio, ahorrar e irme lejos a empezar de cero. Pseudo-plan porque no creo que sea bueno, pensé. Pero no le dije nada a nadie, no lo escribí en ninguna parte. Es momento de continuar, parece que ya he tocado fondo, pensé. Sin embargo, me recosté en la cama y la sentí como el diván del consultorio del psicoanalista. Y ahí estaba yo respirando con estrépito, comiendo un dulce. Entonces me levanté y caminé hacia la ex tienda de videos creyendo que a pesar de no haberme visto nunca por ahí, quizá podría encontrarme.
Dos amaneceres Hoy no salió el sol. Ya era hora, pensé mientras sonreía y me cubría con la sábana. El sol tiene la capacidad de ponerme de mal humor. Después de un rato me levanté y salí. En el ipod sonaba "Plany al mar", una canción tristísima de Serrat que iba perfecta con el momento: caminar, sentir el aire helado, pensar un poco, pensar bastante. El reproductor muy oportuno, después tocó "Razón de vivir", la versión de Tania Libertad. "Para recalcar que estoy viva en medio de tantos muertos", escuché y esa mañana, pude sentirlo. Luego terminó la canción y yo dejé de caminar porque quizá ya había llegado a algún lugar.
Hello, goodbye
PD: Mañana lunes estaré en el Sancho Panza, dejo la invitación.
LUNES LITERARIOS EN SANCHO PANZA
El próximo lunes 5 de mayo, a las 8:00 pm, en Sancho Panza Café Bar se realizará el primer encuentro de "Divaneando" una propuesta performática más allá de la lectura, que pretende indagar en los secretos y obsesiones que se esconden detrás de un poema o de una narración. En el primer encuentro, "Divaneando Cuentos", se sentarán en el diván Jennifer Thorndike y Luis Zúñiga, para someterse a las preguntas de la "terapeuta" e invitada especial Carmen Ollé.
Hoy volví a faltar al lugar en donde debía estar. Es despertador sonó, ella se me acercó y yo sólo pude decir "déjame en paz" porque paz era lo único que no tenía. En ese momento no sentí nada, considero que fue un reflejo. Fue después, cuando recordé el porqué de esa sensación, que me quedé con los ojos abiertos por largo rato antes de querer siquiera levantarme. Estar, pero no estar como tantas veces sentada en una silla con los ojos pegoteados y mirando a la nada. Esperando.
Cuando abrí mi correo, ahí estaba: la confirmación de que la plaqueta en donde saldrá otro cuento mío ya está lista. No pude sentir nada, lo cual me preocupó bastante. Y otra vez me quedé con los ojos abiertos pensando en que sigo como si flotara o cayera. Demasiada inmanencia para alguien como yo, pensé sin poder hacer nada al respecto. Quizá la indiferencia con la que me revestí hace años vuelve a pasarme factura.
No lo creo. Si fuese así, nada me afectaría, pero no eso está muy lejos de la verdad. 1 pm. Abrí otro correo, alguien me gritaba que le comunique las a fechas en que cumpliré con metas que ya no son mías. Lo cerré preguntándome si hay algo realmente mío en este momento. Indiferencia. Indiferencia que termina cuando miro el reloj. 1:05 pm. 1:35 pm. 1:55 pm. Vale, ya entendí que mi teléfono es incapaz de sonar como hace unos días.
Disculpa, será la última vez, susurré mientras escribía estás líneas. Ahora estoy pensando en las historias que quedan suspendidas en el aire. He tenido varias. Historias que no implican sentimientos mayores a la rabia o la curiosidad. Historias por las que no sientes nada, pero que en algún momento reaparecen y te hacen levantar una ceja y pensar en lo mal que se portaron contigo, pero nada más. Te lo había explicado así y no te sonó verdadero. No importa si dices la verdad, lo que importa es que te crean. Y fue en ese momento en que todas las palabras dichas me acorralaron contra la pared y me dejaron completamente desnuda. Siempre pensé que mi indiferencia no podía funcionar en todos los casos, sobre toco cuando retumba mil veces ese verso de una canción que está en un idioma que no conozco.
5:35 pm. Esperar. Tomar una decisión. Tomar varias decisiones. Cerrar los ojos. Huir... En el borde del camino hay una silla, la rapiña merodea aquel lugar... Pensar, sentir sin poder escapar de lo que se siente. No saber qué hacer.Esperar sentada en esta silla apolillada (la mía) sin saber qué esperar.
Hello, Goodbye
PD: Tengo nuevo header :) PD2: El verso en cursiva y naranja es de la canción "Historia de las sillas" de Silvio Rodriguez. Los invito a ver mi entrevista en PORTA9 (click en el enlace). Espero la disfruten y dejen un comment en la página.
Esto es como estar cayendo sin saber cuándo vas a tocar fondo. Esto, sí, esto. Andar por las calles sin saber a dónde se va, sentir el teléfono vibrar y no querer responder tus preguntas de siempre, tener pesadillas en donde te veo saltando por la ventana y estrellándose contra el piso, reventada, muerta y yo más muerta que tú gritando por el auricular que todo ha sido mi culpa. Mi culpa, mi bendita culpa. 1b Esto es darte cuenta que estás cayendo. Te desesperas, tratas de aferrarte a algo, pero no hay nada. Hoy como siempre regresé sola en una combi y repasé las vergüenzas en mis brazos. Ayer había sentido nuevamente la necesidad imperiosa de hacerlo, de reabrir aquellas cicatrices que nadie debería ver. Estaba en la cama como apagada, adolorida, con los ojos secos que comenzaban a escocer porque ya no podía controlar más las ganas de empapar la funda de mi almohada. Y es en ese momento quise hacerlo: abrir el cajón, desenvolverla, acercarla y rasgar, rasgar, rasgar diecinueve veces. Pero me quedé inmóvil mirando al techo. Esto es notar que caes y que no puedes hacer nada, nada.
1c Esto es sentir que estás muy cerca de tocar el fondo, pero sin tocarlo. Hoy entré a mi cuarto, estaba oscuro. La ventana estaba cerrada con candado, lo cuál me pareció una ironía (toda esta casa está cerrada con candados, con tus paranoias, lo cual es una ironía doble). Entonces me acerqué sintiendo que me asfixiaba. Esa ventana se parecía tanto a ti. Corrí a traer la llave, tiré del candado, empujé con fuerza y escapé una vez más, aunque sabía que volverías a cerrar todas mis posibles salidas cuantas veces fuera necesario. Fue en ese momento que lo supe: vivir contigo me hace daño, un daño irremediable. 1d Esto es como seguir cayendo porque no tocas fondo, cerrar los ojos y tentar al vacío. Y en medio de tanto vacío sentir el roce de algo que no sabes qué es. El otro día me dijiste que que nuestra relación era como la de dos personas esperando que algo pase, una transición quizá. Ninguno de los dos supo qué responder cuando nos preguntamos a qué se debía esa espera. Y mientras tanto pensaba (o pensábamos, no sé) en lo cagadas que están las cosas, en cuando me pierdo en la ciudad sin saber a dónde ir, en los días en que no recuerdo nada, en las estupideces que hago y que tampoco recuerdo con claridad, en lo grande que es esto y en lo pequeños que somos nosotros. Y nos abrazábamos y yo sentía que estaba bien. Y yo caía abjurando de todos mis ideales en aquella tentación de ser protegida (claro, los ideales no sirven de nada cuando uno se siente hasta las huevas), de entregarte mis armas para no hacerme más daño, de cerrar los ojos y sacarme todas las capas que me he puesto encima. Qué esperamos, me pregunté, sin obtener más respuesta que tus innumerables abrazos.
1e Estoy sola. Me hablas, no quiero escucharte. Te paras a mi costado, quiero que te vayas o mejor aún, quiero irme... no se a dónde, no sé a dónde, no sé a dónde. Debería llamar(te), llamar a alguien. Shhh. Esto es como caer... como caer, estar hecha mierda y ni siquiera tocar el fondo para que todo se termine de buena una vez. Hello, Goodbye
PD1: Les dejo el link de mi segunda columna en Ekovoces. Esta vez hablo sobre la imagen de la mujer transgresora de nuestro tiempo haciendo mención a iconos que hace más de veinte años hicieron lo que hoy aún se hace con el afán de dejar atrás la imagen de "mujer correcta". Espero puedan leerla: Viceversa: Pepi, Luci, Bom y otras chicas como María Emilia
PD2: Este domingo estaré en de 3:30 pm a 4:15 pm leyendo un cuento en el evento "Arte y Pueblo Libres", les dejo el flyer con la info, espero puedan darse una vuelta.
"Lima ha muerto. Calles, quintas, vidrios, sacos, niebla, sombras, miel, todo ha muerto." S/T - Jerónimo Pimentel
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Muerte primera
Hace unos días tengo la sensación de que cada día me importan menos algunas cosas. Como tus gritos a través del teléfono, como tu llanto repetido noche a noche, como lo que debo respetar, callar, hacer por vivir en este espacio que nunca será mío. Hace algunos días que abandono ese espacio. Estaba echada boca arriba en una cama ajena y no me había bañado desde la mañana del día anterior. Sabía que olía raro, que mi imagen estaba marcada por ojeras, maquillaje corrido y legañas, que mi pantalón era demasiado grande, que no tenía más que 10 soles en la billetera, que había perdido más de una clase a la que debía asistir. Nada de eso parecía importarme tampoco. Me sentía bien, relativamente bien. Había peleado con quien posee esa cama. Igual yo seguía ahí y quien posee esa cama y yo hablábamos como si nada hubiera pasado. Quizá todo se había arreglado sin decir una palabra. Sin embargo, algunas frases que se habían soltado como dardos contra un objetivo (que era yo) seguían pasando por mi cabeza y doliendo de tanto en tanto. Y eso parecía importarme más que cualquier palabra tuya a través del teléfono.
Muerte segunda Una muerte mayor me sobrevivo el lunes. Estaba caminando por la Arequipa, maldecía al sol porque me moría de calor. No quiero estudiar literatura, pierdo mi tiempo, he perdido mi plata, no vuelvo más, pensaba cuando una llamada llegó. No seas tonta, es tu primer día, así pasa. OK. Colgamos. Seguí caminando, no pasaba ni un solo micro. Subí al primero que vi, estaba atestado de gente, encontré un asiento de esos que improvisan en la parte de adelante muy cerca al chofer. Creo que sonaba Edith Piaf en el ipod como suena ahora. ¡Padam, padam, padam! (¿que carajo significa padam?). De pronto noté que ya no me importaba hacer eso que tanto quise hacer durante siete años y así morí hundida en el asiento del micro mientras Edith Piaf seguía cantando algo que no podía entender.
Muerte tercera "Vamos a difundir tu cuento en una plaqueta". De puta madre, dije cuando recordé el mail que me había llegado el día anterior. Luego me senté frente al monitor y abrí mi agenda. "Entregar boceto a V", "ver cd con arte", "ver diseño de carátula de...", cerré la agenda con fuerza y comencé este post. Son las 6:16 de la tarde Este día ha de ser uno más en los que no hago nada, nada de nada. Y no me importa. Deberías preocuparte. No me importa. Deberías, no vas a tener plata. No me importa, aunque ande semana tras semana con solo diez soles en el bolsillo. No me importa, pues. Me importa haber comenzado el que creo será mi segundo libro.
Hello, Goodbye PD: No se olviden de revisar mis columnas en Ekovoces, Rocío Silva Santisteban ha posteado la entrevista originalen su blog.
Cuando me entrevistaron en Ekovoces, me propusieron redactar una columna para su nuevo portal de Ekovoces Noticias http://www.ekovocesnoticias.com/
Así nació la columna Viceversa, la cual espero se vuelva columna fija en la página. Un microcuento relacionado con el tema planteado siempre abrirá este texto para luego entrar de fondo al artículo de opinión. En mi primera columna hablo sobre la Bi-discriminación, un tema del cual ya había escrito en mi blog anteriormente; sin embargo, en este texto lo desarrollo con mayor amplitud.
Por otro lado, también se ha posteado en la sección "Mujeres", una entrevista que le hice a Rocío Silva Santisteban que habla sobre espacios de escritura de la mujer. Esta entrevista/artículo se llama "El espacio entre el límite", que es un verso del poema "Venus" del libro "Mariposa negra" de la entrevistada.
Espero puedan leer ambos textos. Hello, Goodbye
PD: En la foto: Rocío Silva Santisteban, fotografía original de Giancarlo Tejeda. PD2: La entrevista "El espacio entre el límite" fue realizada para la revista Epóxica y saldrá publicada en el número sobre "Arquitectura y género".
La modorra dominguera siempre me hizo pensar que sería imposible ir al programa de Bayly, asunto que venía arrastrando desde que publiqué el libro y que sólo se vio motivado cuando entrevistó a Serrat y Sabina, programa al cual no pude asistir porque mi llamada para apuntarme en la lista de asistentes llegó demasiado tarde. Pero ayer, mi celular sonó cuando yo andaba medio dormida. Vamos a donde Bayly, te apunté en la lista. La voz de mi amigo me sacó del sopor. Mostro, cómo hacemos. Entonces fuimos y la pasamos muy bien. Para quienes vieron el programa de ayer, sabrán que estuvo bastante divertido.
Este hecho no tendría mayor trascendencia sin la historia que cuento a continuación. Yo quería ir al Francotirador para entregarle personalmente mi libro a Jaime, pues no sabía si el que le había dejado en el canal hace meses había llegado a sus manos. Estaba dispuesta a tirarle un librazo en la cabeza si es que no podía acercarme a él, pero la agresión-llamada-de-atención no fue necesaria, pues al final él accede a tomarse fotos con el público. Así que hice mi cola-esperé-esperé-esperé-subí... Qué alto es, pensé. Hola Jaime, no vengo a tomarme una foto, sino a saludarte y darte mi libro. Lo ve. Este libro ya lo he leído... y me encantó. Y yo... ya se imaginarán. Le pedí una mención. Le diré a Ximena, contestó. En mis sueños lo hará, pensé y sonreí. Ojalá, me dije tratando de consolarme. Ahí dejé mi número y mi correo, por si aca, agregué. ¿Eres pariente de Augusto?, preguntó. Sí, es mi tío. Ah, con razón, todos son muy inteligentes. Ya, gracias. De verdad me encantó el libro, está buenísimo, finaliza. Gracias, bye. Beso.
Y así fue. Y ya se imaginarán mi sorpresa, los sentimientos encontrados y sobre todo esa sensación indescriptible de cuando alguien te dice que le gusta lo que haces. Y yo no dejo de pensar en las cosas extrañas que me pasan sobre todo en estos últimos días, sobre todo en este tiempo extraño en que todo parece estar tomando forma y desmoronándose en mis manos.
Hello, Goodbye
Entre otras cosas extrañas que me pasan, salió en el El Comercio una nota sobre editoriales independientes en donde mencionan a mi libro como el más vendido por Bizarro Ediciones. Se las dejo el acercamiento en donde sale mi libro, click encima para agrandar. Acá pueden leer la nota completa: Editoriales independientes
"Confiesa, me buscaste entre los escombros en las ruinas del alma..."
"Jóvenes y Hermosos" - Ismael Serrano
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**Microcuento en partes unidas**
I Cuando ella está con él sabe que va a terminar con el pelo oliendo a humo. Seis salidas después del primer encuentro, se echa en su cama a menos un metro de distancia. Humo. Humo y nada más que humo entre ellos y una conversación extraña. "Vamos a dormir". Vale, dormir está bien. Él recuesta la cabeza casi sobre ella. Ella: Tengo que irme, no quiero, pero tengo aunque solo quiera hablar y dormir. Se levantan y ella piensa que irse siempre es una mierda cuando uno está feliz en medio de humo y conversaciones a menos de un metro de distancia.
II Después del séptimo encuentro, ella regresa a casa por una ruta desconocida. No quiero, está bien irme en micro. Veinte céntimos más por la gracia. En la cabeza hay muchas cosas que hubiera querido decirle, pero hay momentos extraños, micros con rutas extrañas, canciones extrañas que llegan en el momento extrañamente oportuno. Se baja cerca de una librería, camina, entra, compra un libro de Philip Roth porque en la contratapa hay una historia parecida a la que quisiera contarle. Sale, va a un supermercado. Una latita de Gloria Shake le recuerda que ha olvidado en su refrigerador la que compraron hace dos días. La latita en medio del humo y tantas conversaciones pendientes. Habrá que regresar-supongo-si se puede-si se quiere, piensa y con otra latita en la mano toma un micro conocido.
III En el sexto encuentro, él le dijo que en su primer encuentro nunca imaginó que iban a estar así. Luego recordó que el día que se conocieron, él llevaba un polo del mismo color que el de ella; sin embargo, ella recuerda que llevaba el mismo bvd negro que tiene puesto ese día. Luego él nota que se le ve el calzón. Es lindo, dice, y ella sonríe. Luego piensa que le faltó decirle que nunca le habían dicho eso sin intentar sacárselo. Tampoco le dice que en ese momento se lo agradece.
IV Nos hemos "encontrado" en un momento extraño, dice ella mientras camina con las manos en los bolsillos. Sí, supongo. Pero nada, ¿te sientes bien? Ajá. Mostro. Ya. Ella siente el olor a cigarro, a humo entre los dos nuevamente. ¿Tú te sientes bien?, pregunta él. Ajá. Ya. ¿Entonces para qué más?, piensa ella. Mostro, no ahora, quizá nunca, uno nunca sabe, está bien. Se despiden. Ese día ella hubiera querido darle un abrazo. Con razón le parezco poco afectiva. Camina, se detiene en la avenida. Mientras toma el micro con ruta desconocida envuelta en el humo de aquél vehículo, piensa en cuán escasos son esos momentos en los que uno se siente bien y en lo tonto que es desperdiciarlos. Oh, el Gloria Shake, mis libros, el abrazo. Tantas conversaciones pendientes y tanto humo sin haber inhalado. Sabe que le espera un viaje largo.
Hello, Goodbye
Les dejo el link al blog literarioPorta9, el cual recién ha sido lanzado. Hay un video promocional (que pego abajo) en donde aparezco (mal por cierto, me enfocaron del ángulo equivocado en esta parte), pues me hicieron una entrevista (que está muy buena) que saldrá pronto, ya les avisaré. De momento, visítenla y vean el video.
desafío la embriaguez la razón de una navaja la memoria remota"
"Avenida Pizarro" del libro Carnet de Esther Castañeda
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Tengo 15 días antes de que comience la pre San Marcos, 15 días y no he tomado una decisión definitiva sobre ella o quizá sí y en verdad lo que estoy buscando es un motivo para no entrar y evitarme la fatiga-miedo-decepción. Hoy fui a dar el dichoso examen de selección, un examen que me hizo patalear en la parte de números - como siempre - y sentir que quizá no estaba lo suficientemente preparada y que en septiembre, para el examen verdadero, quizá tampoco lo esté. De reojo, observaba a los demás alumnos tratando de adivinar a qué carrera se han inscrito, todo con la finalidad y falsa esperanza de que los literatura no excedan los 6, número de vacantes posibles por medio del ingreso directo. Este tiene cara de conta, el otro de ingeniería, me decía mientras jugueteaba con un lapiz 2B mordido de mi época de estudiante de diseño.
Han sido tres las personas que me han dicho que estudiar literatura te hace odiar las letras, que no te sirve para escribir, que no te sirve para nada. Con una de esas personas me tomé un milkshake de mango el viernes, antes de la entrevista en Ekovoces. Me gusta conversar con él a pesar de no conocerlo mucho, me gustaría leerlo a pesar de que ya no publica en su blog, aunque afirma que su libro-próximo-a-publicarse no me gustará porque a mí me gusta la letra con sangre. Puede ser cierto. Otra de las personas me dijo que los títulos no sirven para nada, que me meta las clases para ver cómo es la cuestión, total a San Marcos puedes entrar diciendo cualquier mentira piadosa. Me aconsejó que hable con alguien que esté metido/a en la universidad. La última persona me dijo que terminaría odiando a todos los escritores, que mejor me pusiera a estudiar otra cosa. Y yo, después de recordar todas estas palabras, mordí el lápiz 2B y comencé el examen por la parte de letras, por supuesto.
En estos días me he estado sintiendo lejos, alejada, sola. No soporto mi casa, no soporto tampoco la calle, aunque salgo a buscarme en cuanto evento literario hay o me quedo recorriendo páginas con el afán de no seguir perdiendo el tiempo. Trabajo en diseño porque mi billetera comienza a llenarse de polillas. Siento que no puedo identificarme con nadie, que cada día cambio más y no me reconozco o que me reconozco más y que no logro identificar a ninguna de las personas que me rodean, personas que antes creía conocer a la perfección y hoy son un esbozo de la memoria remota. Ahora doy exámenes con decisiones tomadas a medias, con miles de dudas y un cargamento de miedo en cada bolsillo del pantalón. Y que sigo mordiendo los lápices 2B, inevitablemente.
Hello, Goodbye
PD: El dibujo es una variación de una ilustración hecha por Racu, la he tomado sin permiso, pero el crédito es suyo.