jueves, marzo 29, 2007

La Estrella perdida, la ex Burbuja y el nuevo Miedo

Dicen que ando por ahí retando al porvenir, sin derecho (...)
Dicen que loca me volví, que ya no queda más de mí (...)
Juran que el sueño traicioné por lo que ayer soñé entre tanto (...)
Dicen que yo me la robé, no saben que ella fue siempre mía...

Dicen - Alejandro Filio


Y dicen también que yo no tengo de esas estrellas con las que gente nace,

pero que tengo otra que anda perdida, que debo encontrarla...
dicen también que personas como yo se cuentan con los dedos de la mano,
que somos diferentes...
dicen también que debo tener paciencia, ir lento, pero rápido...

Digo yo que nunca había sentido tanto miedo...
porque cuando los sueños parecen estar cerca, más miedo te causan.

***

Hoy, Jen regresó a su instituto para hablar con un viejo amigo. Jen hace días está confundida, sin saber qué hacer, con miedo. Es por esto que le escribió un mail a este amigo para que le aconsejara. Y llegó a su viejo instituto, aquél en donde se llegó a enamorar del diseño, aquél en donde le sacó 1000 veces la vuelta con las letras. Le pareció todo igual, sobre todo esa sensación de burbuja. Esa sensación de que ahí dentro nada le iba a pasar, esa sensación de que ese mundo era una utopía porque cuando salió al "mundo real", no le quedó más que admitir esa verdad y decepcionarse una y otra vez de aquella carrera que tanto prometía y que tan poco le duró. Es que jamás pudo serle fiel y para ganar batallas, uno debe ser fiel al ideal.

Ahí dentro nada había cambiado, salvo la ausencia de un profesor muy querido a quien botaron y la presencia de unos graffitis horrorosos que nunca debieron estar, pero que ahí estaban, al ladito no más de aquellos vitrales que tanto le gustaba mirar cuando subía por la escalera que deba a la oficina del director. Entonces Jen buscó a su amigo, a ese profesor que siempre fue su guía. Buscó también su tesis, pero no hubo tiempo de encontrarla. Busco las palabras de este amigo-profesor y las encontró reconfortantes, optimistas, inteligentes como siempre. Jen agradeció. Jen agradeció porque notó que sacarle la vuelta a esa carrera en pos de un sueño pues puede ser válido porque ese mundo de utopía jamás volvería a aparecer, porque solamente ahí dentro estaba a salvo del "mundo real" al que salió para sentirse una vez más vulnerable. Jen, al cruzar el portón en donde hasta el huachimán la reconoció, concluyó que prefiere sufrir por un sueño que le cueste la vida que por un mundo de utopía que nunca volverá.


Después, Jen pisó ese café-que-conoció-gracias-a-él para encontrarse con otro viejo amigo. Sus palabras también ayudaron a calmar esa confusión que no la deja dormir en las noches en las que piensa, piensa y piensa. Y él, optimista también, depositando confianza y tomándola de la mano, está ahí y Jen entendió que hay gente que sí confía en ella y que cree en ese sueño por el que le sacó la vuelta a la carrera, a la familia y hasta a ella misma (no, a ella misma no, uno nunca se saca la vuelta a sí mismo cuando es por algo que en verdad quiere). Eso la hizo sentirse bien, en la burbuja una vez más. Y Jen agradeció la confianza.

Todo parece ir bien, lento, pero bien, con excesiva paciencia que Jen no tiene, pero con buenas señales para hallar esa estrella que el primer amigo le dijo que tenía extraviada, pero con que perseverancia (con esa actitud muy a lo "Supera" de "yo no me rindo, carajo, me rindo con cualquier cosa menos con el sueño meant to be") de seguro la encuentra. Pero Jen tiene miedo, un miedo que no sentía antes. Ese miedo de estar cerca, o de creer estarlo. Estar cerca... Jen no quiere que la alejen, Jen no quiere alejarse, Jen no quiere que todo se desbarate entre sus manos, Jen quiere salir de la burbuja, pero para entrar en la realidad que quiso desde los 15 años. Maldito miedo, aunque el segundo amigo le dijo que ese miedo es rico, que es algo delicioso en esta parte del camino. Pero ahorita nada de rico tiene, ahorita Jen tiene ganas de llorar, pero sabe que no lo hará porque, últimamente, las lágrimas le son escasas.

Ahorita agradece por ese miedo. Agradece a la Maura, que para quienes no saben, llegó a ella con sus 20 minutos de lucidez cuando debió llegar. Agradece a Maje porque su confianza es invalorable. Agradece al amigo 1 por las palabras que esta vez no le sonaron confusas como tantas veces, será porque ya no es una niña la Jen, será porque ya salió de la burbuja. Ahora parecen hablar el mismo idioma, de igual a igual y por eso Jen lo entiende sin quedarse con un gran signo de interrogación en la cabeza. Agradece al amigo 2 por estar siempre ahí para ponerle las pilas y ayudar en lo que se pueda. Agradece a las burbujas y al miedo porque parecen indicarle que está cerca de encontrar esa estrella extraviada.

Gracias, de verdad.

Hello, Goodbye

viernes, marzo 23, 2007

En Aguacero

Desesperada... En silencio, tu maldito silencio encaprichado - de drama queen - que me taladra la cabeza. Y yo en silencio también porque no quiero hablarte, porque me cansado de intentar hacerte entender mil cosas y que nada entre en ese cerebro obtuso que tienes. Intentando escapar, abstraerme, pero no puedo. Obvio, no tengo a donde ir, mi capacidad de abstracción no me funciona contigo - con el resto del mundo sí - y hacer otras cosas no me alcanza para olvidarme, por un rato, que mañana gritarás, llorarás y me hartaré hasta estallar mil veces y mil veces explicar - entre más gritos y escozor en los ojos - lo que jamás entenderás.

Estoy con el "por qué carajo te fuiste sin pensar en lo que hacías" atravesado en la garganta. "Si estuvieras aquí, ella no estaría así, te lo aseguro"... Estoy con el sinsabor de haberla pasado bien para regresar a que me cagues lo bien que la pasé. No quería regresar, quise que el camino se hiciera larguísimo para no tener que girar la llave y enfrentarme a tus gritos o a tu silencio ofendido que no tiene razón de ser. Porque eres tú quien no me deja dormir ni vivir, no soy yo. No soy la culpable de tus angustias ni de tus miedos aunque me lo hayas planteado así. No soy la responsable de que no puedas tranquilizarte. Todo este tiempo solamente he hecho cosas por complacerte - la carrera, las salidas limitadas, el tragarme tantas cosas que tengo dentro - y ahora me acusas de tu descontrol nervioso. Ya me he hartado - me tienes harta - de que no me dejes vivir, solamente VIVIR EN PAZ.

No hago cosas malas, lo juro. Me cuido cuando me acuesto con alguien, no fumo, no he probado drogas, tomo de vez en cuando y ni siquiera te he hecho gozar - o sufrir - algunas de mis borracheras (una o dos, creo yo, no más). Me tengo que caer para levantarme, no puedo estar eternamente en tu burbuja ni repitiendo - también eternamente - las cosas que haces repetirte en cada una de mis salidas. Yo no me meto en tu vida, ¿por qué tienes que meterte en la mía? No eres mi mejor amiga, entiéndelo. Nunca lo fuiste cuando lo necesité, ni a los 16 cuando quería morirme, ni a los 16-17 que una "amiga" me dijo que hacerse daño físico te hacia olvidar el dolor de adentro, ni a los 17 cuando quise estudiar lo que quería, ni a los 18 cuando no pude más con la carrera que me impusiste, ni a los 19 cuando lloraba y reía en cada borrachera por estupideces, ni a los 22 cuando publicaron mi primer cuento en una revista web... No, para esas cosas están las amigas y como tú no estuviste. Conclusión: no eres mi amiga. Estuviste en otros momentos, sí, pero así es, para eso se trae hijos al mundo. No se les trae para tener una compañía, ni para depender de ellos, ni para martirizarlos hasta el hartazgo al que me sometes. A veces siento que te odio y me odio a misma por sentir esto. A veces quisiera desaparecer para siempre a riesgo completo de que me culpes de tu desesperación, angustia y suicidio porque hasta esa amenaza he sentido. No es justo que me regales esa responsabilidad tan grande.

Silencio. Silencio entre las paredes, silencio en esta noche muerta. Tan muerta como yo en este momento. Con la cabeza estallándome, queriendo escapar y con ganas de morir en Paris con aguacero. Ay, 1000 ayes. Desesperación, gritos internos y con otro aguacero - completamente seco - cayendo encima de mis ojos. Y nada ni nadie que me haga sentir mejor en este momento. Ni yo misma.

Hello, Goodbye

sábado, marzo 17, 2007

Ponme cualquiera de los Beatles

Two of us wearing raincoats, standing so low in the sun
You and me chasing paper, getting nowhere
on our way back home
You and I have memories
longer than the road that stretches out ahead

"Two of us" - The Beatles

***

Ponme cualquiera de los Beatles, que de todas maneras siempre me acordaré de ella cuando escuche desde el Submarino Amarillo hasta Revolution #9. Me acordaré de haberle enseñado el primer libro que tuve de ellos, me acordaré de su foto de graduada de hace mil años que vi en su anuario, me acordaré de que su hija fue el primer contacto que tuve con la gente "grande" del mundo del colegio. Lo malo es que no me acuerdo cuál era su Beatle preferido, creo que era Ringo, pero la verdad no estoy segura.

¿Alguna vez le dije que me gustaron los Beatles porque fue ella quien me los presentó? ¿Que empapelé mi cuarto con sus posters? ¿Que me compré todos sus discos? ¿Que en México me puse a saltar en medio de la calle porque había encontrado el LP del Sargento Pimienta a $10? ¿Que el Sargento Pimienta es mi disco favorito? ¿Que una vez canté Let it be en público? No, nunca se lo dije, quizás nunca lo haga aunque en este momento me gustaría contárselo todo y darle las gracias por regalarme ese mundo.

Hoy la recuerdo porque sí, porque me dieron una mala noticia acerca de ella. Está enferma, delicada, pero no debería estarlo porque los recuerdos deberían ser inmutables, porque de lo único que debería acordarme para siempre es que era buena conmigo, que me enseñaba inglés, que le gustaban los Beatles, que tenía ojos claros y que un día, como jugando, decidí ser Beatlemaniaca porque quizá así podía captar un poco más su atención. Pero han pasado once años de eso ya y el recuerdo ha dado un giro inesperado. Es que los recuerdos son juguetones, les gusta seguir sumando historias sólo para contarlas luego, para contar que un día me enteré que ella estaba mal y que no podría recordarla como antes. Y ese mismo día también me di cuenta que probablemente nunca sabría lo de los Beatles y entendí que aquellos malditos recuerdos no son una constante que se repite, si no una variable que va en aumento.

Me da mucha pena, muchísima. Ojalá mejore, ojalá todo salga bien. Gracias por dejar marca en mí. Ahora ponme una de los Beatles para hacer este nuevo recuerdo menos triste.

Hello, Goodbye

martes, marzo 13, 2007

¡Hoy voy a ser gay! :D

- ¡Qué no!
- ¿Que no qué?
- Que no se dice "respeto tu opción sexual, Jen, se dice respeto tu O-R-I-E-N-T-A-C-I-Ó-N sexual...

No conozco a ninguna persona gay o medio gay que un día se haya despertado y haya dicho "¡Hoy voy a ser gay!". Es por esa razón que no puedo soportar (es decir, que me altera de sobremanera) cuando alguien dice "respeto tu opción sexual" cuando en verdad debería decir "respeto tu orientación sexual".

Es en estos momentos que muchos pueden pensar en aquel eterno debate de si la persona gay o medio gay nace o se hace. Yo creo que se nace siendo gay. Mi caso quizás sea bastante típico, pero igual se los cuento. Yo he tenido una infancia feliz con mis padres (ningún trauma que me haga odiar a los hombres o buscar la imagen materna el alguna mujer), una adolescencia medio loquita (como todos, supongo) y en ella fue que descubrí que me gustaban las chicas, o mejor dicho, me di cuenta que desde hace mucho tiempo me fijaba en chicas. La cuestión es que estuve con una de mis mejores amigas del colegio en ese tiempo. Cuando eso se terminó, noté muy perspicazmente a mis 16 años que las mujeres me seguían gustando (o sea, no era una fase ni una experimentación) y asumí que yo era capaz de fijarme (y eventualmente, enamorarme) tanto de una chica como de un chico. Luego ya más grandecita noté que de verdad podía pasar el resto de mi vida tanto como un hombre como una mujer. Es decir que en caso encuentre a la persona con la que quiera hacerlo, el género no es lo importante.

Con los años me he dado cuenta que antes de esa relación, ya me había fijado en chicas y que ese cariño excesivo que a veces muestras por alguien, en mi caso, no era otra cosa que un gusto camuflado.

Declaro que yo no escogí ser bisexual. Yo nunca me senté al filo de mi cama o en un parque o en la carpeta del colegio y dije "a ver, la vida me ofrece ser heterosexual, bisexual o lesbiana, entonces yo escojo ser bisexual". No lo hice, no creo que nadie lo haga, como no lo hacen los straight. Yo simplemente comencé a sentir que también me gustaban las mujeres y me dije "bueno, ya, está bien, las chicas también" y me reí. No fue nada traumático, felizmente, porque sí conozco otras personas que han sufrido poco o mucho en esta transcisión.

Entonces, si ninguno de los z cromosomáticos escogimos ser lo que somos, ¿por qué tienen que decir "opción sexual"? Ser gay no es una opción, es la forma de vida con las que nos tocó vivir a todos los que nacimos con un cromosoma de más (metafóricamente hablando) y recorremos el camino del arco iris. Así nos alteremos cada que nos dicen que respetan nuestra "opción" que no es opción.

Hello, Goodbye

sábado, marzo 10, 2007

Mis Manos Sobrepasarían las Tuyas...

"Dame tu mano, vuela conmigo, seremos soledades y cuentos compartidos..."
Cuentos compartidos - Alejandro Filio

***
Hoy decidí que me dejaras de gustar, decisión que me debe haber durado unos 30 segundos porque no podía dejar de repetir (mientras decidía) que no tenía nada de malo que me gustes. Entonces, lo siento, siento por todos estos lindos y leales lectores que me aguantan, que deben creer que estoy completamente loca porque me haces sentir mejor cuando todo este mundo real está de cabeza. Ah, decía que lo siento porque los debo tener algo cansados.

30 segundos después de tomada mi decisión me disculpé conmigo misma porque ahora no me puedes dejar de gustar por ese brillo extraño de tus ojos que he tenido que quitar de alguna foto que he destramado en el Photoshop. Y el rojo que inunda teléfonos, abanicos, vinchas, zapatos recuerda el rojo que rodea estos días y que es tan mío y tan rojamente tuyo como los tomates que me han de tirar por escribir de estas tonterías que no son importantes.

Y yo que apreté los ojos mil veces para imaginar mientras las tormentas de mis pruebas tontas me querían derrumbar y yo que te lo agradezco porque me hiciste un poco más leve transición. Y gracias, niña majísima, ausente e irreal porque hoy me has dado la posibilidad de tocar tus manitos, manitos digo porque son chiquitas y yo, que tengo unas manazas enormes, estoy segura que sobrepasarían las tuyas. Y así pensé que ahora podías dejarme de gustar. Tonta, tontísima como siempre, ¿no? Perdón. Y perdón también por este sin sentido.

Hello, Goodbye


Hoy, Carmen Maura recibió el Premio Málaga por su trayectoria artística.
Puso sus manos en un monolito, muy al estilo de Hollywood.
Maje, mientras veíamos "Entre Tinieblas" exclamó "qué manos tan chiquitias tiene" y yo "oh, tienes razón, nunca lo había notado", pero sí ¿no?
Fue de rojo, con el pelo suelo, 61 años la condenada y regia.
Dicen las noticias que la aplaudieron durante largo rato y digo yo que el rojo le sienta estupendamente.

jueves, marzo 01, 2007

¡Conejito en su Salsa!

En una entrada anterior, en la cual tuve que resolver en meme dejado por mi amanta, escribí una parte del guión de una película que me hace reír. Es por esta razón que quería dejarles la escena. Ayer, después de mucho intentar, al fin pude cortarla del DVD. Espero que les guste o, mejor dicho, que les divierta y los haga reír. Venga, que la risa hace falta en estos tiempos. ¡Conejito en su salsa para todos!

Nota 1: Me encantan sus sandalias. Los ochentas han vuelto jaja
Nota 2: Este tío (que es el actor Felix Rotaeta) siempre hace de las suyas con ella (para los despistados, es Carmen Maura). Hay otra película anterior a ésta en que también se aprovecha de su conejito sin su consentimiento.

Nota 3: Me cagan de la risa los guiones de Almodóvar.
Nota 4: Sale bien la maja.
Nota 5: Video de la película "Pepi, Luci, Bom y otras chicas del Montón" de Almodóvar, del año 1980.

Hello, Goodbye