Dicen que ando por ahí retando al porvenir, sin derecho (...)
Dicen que loca me volví, que ya no queda más de mí (...)
Juran que el sueño traicioné por lo que ayer soñé entre tanto (...)
Dicen que yo me la robé, no saben que ella fue siempre mía...
Dicen - Alejandro Filio
Dicen que loca me volví, que ya no queda más de mí (...)
Juran que el sueño traicioné por lo que ayer soñé entre tanto (...)
Dicen que yo me la robé, no saben que ella fue siempre mía...
Dicen - Alejandro Filio
Y dicen también que yo no tengo de esas estrellas con las que gente nace,
pero que tengo otra que anda perdida, que debo encontrarla...
dicen también que personas como yo se cuentan con los dedos de la mano,
que somos diferentes...
dicen también que debo tener paciencia, ir lento, pero rápido...
Digo yo que nunca había sentido tanto miedo...
porque cuando los sueños parecen estar cerca, más miedo te causan.
***
Hoy, Jen regresó a su instituto para hablar con un viejo amigo. Jen hace días está confundida, sin saber qué hacer, con miedo. Es por esto que le escribió un mail a este amigo para que le aconsejara. Y llegó a su viejo instituto, aquél en donde se llegó a enamorar del diseño, aquél en donde le sacó 1000 veces la vuelta con las letras. Le pareció todo igual, sobre todo esa sensación de burbuja. Esa sensación de que ahí dentro nada le iba a pasar, esa sensación de que ese mundo era una utopía porque cuando salió al "mundo real", no le quedó más que admitir esa verdad y decepcionarse una y otra vez de aquella carrera que tanto prometía y que tan poco le duró. Es que jamás pudo serle fiel y para ganar batallas, uno debe ser fiel al ideal.
Ahí dentro nada había cambiado, salvo la ausencia de un profesor muy querido a quien botaron y la presencia de unos graffitis horrorosos que nunca debieron estar, pero que ahí estaban, al ladito no más de aquellos vitrales que tanto le gustaba mirar cuando subía por la escalera que deba a la oficina del director. Entonces Jen buscó a su amigo, a ese profesor que siempre fue su guía. Buscó también su tesis, pero no hubo tiempo de encontrarla. Busco las palabras de este amigo-profesor y las encontró reconfortantes, optimistas, inteligentes como siempre. Jen agradeció. Jen agradeció porque notó que sacarle la vuelta a esa carrera en pos de un sueño pues puede ser válido porque ese mundo de utopía jamás volvería a aparecer, porque solamente ahí dentro estaba a salvo del "mundo real" al que salió para sentirse una vez más vulnerable. Jen, al cruzar el portón en donde hasta el huachimán la reconoció, concluyó que prefiere sufrir por un sueño que le cueste la vida que por un mundo de utopía que nunca volverá.
Después, Jen pisó ese café-que-conoció-gracias-a-él para encontrarse con otro viejo amigo. Sus palabras también ayudaron a calmar esa confusión que no la deja dormir en las noches en las que piensa, piensa y piensa. Y él, optimista también, depositando confianza y tomándola de la mano, está ahí y Jen entendió que hay gente que sí confía en ella y que cree en ese sueño por el que le sacó la vuelta a la carrera, a la familia y hasta a ella misma (no, a ella misma no, uno nunca se saca la vuelta a sí mismo cuando es por algo que en verdad quiere). Eso la hizo sentirse bien, en la burbuja una vez más. Y Jen agradeció la confianza.
Todo parece ir bien, lento, pero bien, con excesiva paciencia que Jen no tiene, pero con buenas señales para hallar esa estrella que el primer amigo le dijo que tenía extraviada, pero con que perseverancia (con esa actitud muy a lo "Supera" de "yo no me rindo, carajo, me rindo con cualquier cosa menos con el sueño meant to be") de seguro la encuentra. Pero Jen tiene miedo, un miedo que no sentía antes. Ese miedo de estar cerca, o de creer estarlo. Estar cerca... Jen no quiere que la alejen, Jen no quiere alejarse, Jen no quiere que todo se desbarate entre sus manos, Jen quiere salir de la burbuja, pero para entrar en la realidad que quiso desde los 15 años. Maldito miedo, aunque el segundo amigo le dijo que ese miedo es rico, que es algo delicioso en esta parte del camino. Pero ahorita nada de rico tiene, ahorita Jen tiene ganas de llorar, pero sabe que no lo hará porque, últimamente, las lágrimas le son escasas.
Ahorita agradece por ese miedo. Agradece a la Maura, que para quienes no saben, llegó a ella con sus 20 minutos de lucidez cuando debió llegar. Agradece a Maje porque su confianza es invalorable. Agradece al amigo 1 por las palabras que esta vez no le sonaron confusas como tantas veces, será porque ya no es una niña la Jen, será porque ya salió de la burbuja. Ahora parecen hablar el mismo idioma, de igual a igual y por eso Jen lo entiende sin quedarse con un gran signo de interrogación en la cabeza. Agradece al amigo 2 por estar siempre ahí para ponerle las pilas y ayudar en lo que se pueda. Agradece a las burbujas y al miedo porque parecen indicarle que está cerca de encontrar esa estrella extraviada.
Gracias, de verdad.
Hello, Goodbye