desafío
la embriaguez
la razón de una navaja
la memoria remota"
"Avenida Pizarro" del libro Carnet de Esther Castañeda
Tengo 15 días antes de que comience la pre San Marcos, 15 días y no he tomado una decisión definitiva sobre ella o quizá sí y en verdad lo que estoy buscando es un motivo para no entrar y evitarme la fatiga-miedo-decepción. Hoy fui a dar el dichoso examen de selección, un examen que me hizo patalear en la parte de números - como siempre - y sentir que quizá no estaba lo suficientemente preparada y que en septiembre, para el examen verdadero, quizá tampoco lo esté. De reojo, observaba a los demás alumnos tratando de adivinar a qué carrera se han inscrito, todo con la finalidad y falsa esperanza de que los literatura no excedan los 6, número de vacantes posibles por medio del ingreso directo. Este tiene cara de conta, el otro de ingeniería, me decía mientras jugueteaba con un lapiz 2B mordido de mi época de estudiante de diseño.
Han sido tres las personas que me han dicho que estudiar literatura te hace odiar las letras, que no te sirve para escribir, que no te sirve para nada. Con una de esas personas me tomé un milkshake de mango el viernes, antes de la entrevista en Ekovoces. Me gusta conversar con él a pesar de no conocerlo mucho, me gustaría leerlo a pesar de que ya no publica en su blog, aunque afirma que su libro-próximo-a-publicarse no me gustará porque a mí me gusta la letra con sangre. Puede ser cierto. Otra de las personas me dijo que los títulos no sirven para nada, que me meta las clases para ver cómo es la cuestión, total a San Marcos puedes entrar diciendo cualquier mentira piadosa. Me aconsejó que hable con alguien que esté metido/a en la universidad. La última persona me dijo que terminaría odiando a todos los escritores, que mejor me pusiera a estudiar otra cosa. Y yo, después de recordar todas estas palabras, mordí el lápiz 2B y comencé el examen por la parte de letras, por supuesto.
En estos días me he estado sintiendo lejos, alejada, sola. No soporto mi casa, no soporto tampoco la calle, aunque salgo a buscarme en cuanto evento literario hay o me quedo recorriendo páginas con el afán de no seguir perdiendo el tiempo. Trabajo en diseño porque mi billetera comienza a llenarse de polillas. Siento que no puedo identificarme con nadie, que cada día cambio más y no me reconozco o que me reconozco más y que no logro identificar a ninguna de las personas que me rodean, personas que antes creía conocer a la perfección y hoy son un esbozo de la memoria remota. Ahora doy exámenes con decisiones tomadas a medias, con miles de dudas y un cargamento de miedo en cada bolsillo del pantalón. Y que sigo mordiendo los lápices 2B, inevitablemente.
Hello, Goodbye
PD: El dibujo es una variación de una ilustración hecha por Racu, la he tomado sin permiso, pero el crédito es suyo.
la embriaguez
la razón de una navaja
la memoria remota"
"Avenida Pizarro" del libro Carnet de Esther Castañeda
***
Tengo 15 días antes de que comience la pre San Marcos, 15 días y no he tomado una decisión definitiva sobre ella o quizá sí y en verdad lo que estoy buscando es un motivo para no entrar y evitarme la fatiga-miedo-decepción. Hoy fui a dar el dichoso examen de selección, un examen que me hizo patalear en la parte de números - como siempre - y sentir que quizá no estaba lo suficientemente preparada y que en septiembre, para el examen verdadero, quizá tampoco lo esté. De reojo, observaba a los demás alumnos tratando de adivinar a qué carrera se han inscrito, todo con la finalidad y falsa esperanza de que los literatura no excedan los 6, número de vacantes posibles por medio del ingreso directo. Este tiene cara de conta, el otro de ingeniería, me decía mientras jugueteaba con un lapiz 2B mordido de mi época de estudiante de diseño.
Han sido tres las personas que me han dicho que estudiar literatura te hace odiar las letras, que no te sirve para escribir, que no te sirve para nada. Con una de esas personas me tomé un milkshake de mango el viernes, antes de la entrevista en Ekovoces. Me gusta conversar con él a pesar de no conocerlo mucho, me gustaría leerlo a pesar de que ya no publica en su blog, aunque afirma que su libro-próximo-a-publicarse no me gustará porque a mí me gusta la letra con sangre. Puede ser cierto. Otra de las personas me dijo que los títulos no sirven para nada, que me meta las clases para ver cómo es la cuestión, total a San Marcos puedes entrar diciendo cualquier mentira piadosa. Me aconsejó que hable con alguien que esté metido/a en la universidad. La última persona me dijo que terminaría odiando a todos los escritores, que mejor me pusiera a estudiar otra cosa. Y yo, después de recordar todas estas palabras, mordí el lápiz 2B y comencé el examen por la parte de letras, por supuesto.
En estos días me he estado sintiendo lejos, alejada, sola. No soporto mi casa, no soporto tampoco la calle, aunque salgo a buscarme en cuanto evento literario hay o me quedo recorriendo páginas con el afán de no seguir perdiendo el tiempo. Trabajo en diseño porque mi billetera comienza a llenarse de polillas. Siento que no puedo identificarme con nadie, que cada día cambio más y no me reconozco o que me reconozco más y que no logro identificar a ninguna de las personas que me rodean, personas que antes creía conocer a la perfección y hoy son un esbozo de la memoria remota. Ahora doy exámenes con decisiones tomadas a medias, con miles de dudas y un cargamento de miedo en cada bolsillo del pantalón. Y que sigo mordiendo los lápices 2B, inevitablemente.
Hello, Goodbye
PD: El dibujo es una variación de una ilustración hecha por Racu, la he tomado sin permiso, pero el crédito es suyo.