Hay días infernalmente terribles como este en el que uno quisiera cerrar los ojos y dejar de mirar, volverse sordo para dejar de escuchar y convertirse en piedra para dejar de sentir aquel sentimiento pesado que se asemeja al dolor y que culmina en el hartazgo de sentir que nada parece tener sentido.
Empieza con aquella frustración de sentirte cansada por la repetición constante de una misma rutina que te aburre, te fastidia, te da sueño, te altera, te stressa. Continúa con aquella asentuación de las cicatrices del alma que parecen haberse cerrado por completo pero que de pronto se abren como heridas recién hechas. Todo a causa de una palabra, una llamada, una conversación inútil en la cual se te pide que continúes dando lo que no puede dar... Luego recordar lo que no se puede tener. Los miedos se canalizan y se concentran en el sufrimiento de hablar, de callar para no sufrir aún más. Hay veces en que he querido decírte tantas cosas, pero creo que nunca podré y me quedaré con los sentimientos congelados una vez más. Te quiero, sabes...
Y vuelves y sólo escucahs dolor, llanto, miedo... y ya no puedes más. ¿Podrías parar? Por favor, sólo lo pido por esta noche, por este día... es que a veces creo que ya no puedo más.
Hello, Goodbye
Do whatever you want with me, I will be quiet....
No hay comentarios.:
Publicar un comentario